La mayoría de las cámaras fotográficas actuales, ya sean compactas o réflex, nos dan la posibilidad de grabar videos. En general esta función no es utilizada o aprovechada al máximo por los fotógrafos. El lenguaje audiovisual comparte muchos elementos con el fotográfico, pero también tiene sus reglas, códigos, y técnicas específicas que debemos conocer a la hora de aventurarnos a la realización de videos.
Captura del programa de edición de video Adobe Premiere donde podemos observar los distintos canales de audio y video que darán como resultado el video final.
De la imagen fija a la imagen en movimiento
Acostumbrados a trabajar con imágenes fijas, los fotógrafos nos encontramos con un universo desconocido cuando decidimos grabar videos. Muchos conocimientos sobre fotografía serán sumamente útiles y podrán aplicarse perfectamente a la realización audiovisual, pero otros será mejor dejarlos de lado y dar lugar a elementos propios del lenguaje audiovisual.
¿Cuál es la diferencia principal entre fotografía y video? Aunque parezca obvio, la fotografía es imagen fija, mientras que el video es imagen en movimiento. El fotógrafo deberá tener muy en cuenta este concepto a la hora de realizar videos con su cámara fotográfica.
En una fotografía capturamos una porción y un instante de la realidad, obteniendo una imagen única. Podemos imaginar qué sucedió antes y después del momento en que la foto fue tomada, pero no lo sabremos con certeza.
La fotografía no tiene una duración específica. Podemos decidir por cuanto tiempo queremos contemplarla, recorrerla, abordarla, pero no tiene un tiempo específico.
Eadweard Muybridge logró descomponer el movimiento de un caballo al galope utilizando fotografía secuencial.
La imagen en movimiento, en cambio, estará siempre atravesada por la dimensión temporal. Una película, un videoclip, un comercial o cualquier pieza audiovisual tiene un tiempo de duración, un principio y un fin. A lo largo de un video, el espacio, los personajes y los elementos encuadrados se irán modificando, en mayor o menor medida.
¿Qué aplicación tiene esto en la práctica? Al grabar un video, desde que presionamos el botón de REC (Record o Grabar) hasta que volvemos a apretarlo para detener la grabación, transcurrirá cierta cantidad de tiempo. Este fragmento de realidad capturado es lo que denominamos plano o toma. Durante esta fracción de tiempo podrán suceder infinidad de cosas, algunas controladas y planeadas, otras impredecibles y hasta indeseadas. Veamos algunos ejemplos:
El plano comienza con la imagen del vestido de la novia reposando sobre la cama durante algunos segundos, para luego mover suavemente la cámara recorriendo la habitación y descubrir a la novia mirándose al espejo. Sin dejar nunca de grabar podemos hacer un zoom sobre su rostro para terminar en un primer plano de la protagonista sonriendo durante cinco segundos y, recién ahí volver a presionar el botón para detener la grabación.
Puede pasar también que estemos grabando una charla, en la cual el disertante está sentado en una mesa y éste se pare y comience a caminar por el espacio. Deberemos entonces estar listos para acompañar sus movimientos con un desplazamiento fluido, teniendo muy en cuenta que nuestro recorrido quedará registrado en el video.
También es posible que la luz varíe a lo largo de la grabación. Podemos comenzar un plano en exteriores con la luz perfecta, y a los dos minutos, en medio de la grabación, el paso de una nube puede cambiar completamente la iluminación.
Casi todas las cámaras fotográficas incluyen hoy la función de grabación de videos.
Si estamos grabando el recorrido de un personaje durante el día, la posición inicial de la luz puede ser lateral pero convertirse luego en luz de contra cuando nuestro personaje gire y lo acompañemos con la cámara.
Es importante entender que estamos capturando una porción de tiempo y que todo lo que suceda en ese lapso quedará registrado. Por ejemplo, todos los movimientos que realicemos quedarán grabados en el video, esto hay que tenerlo en cuenta al utilizar la cámara en la mano, ya que cualquier temblor o vibración que en el momento parezca imperceptible puede arruinar nuestro video.
Otra cuestión fundamental para quienes vienen de la imagen fija, es saber elegir qué duración darle a cada toma. Ésta debe ser una decisión conciente, teniendo en cuenta cuánto tiempo se necesita para poder apreciar lo que estamos registrando.
Cuando hacemos videos, los fotógrafos tendemos a hacer tomas muy cortas, casi fotografías, o dedicamos demasiado tiempo a motivos que no lo ameritan. Más allá de que muchas veces estos videos sean editados, permitiendo seleccionar sólo una parte, es fundamental prestar atención a la duración que queramos darle desde el momento de la grabación.
La otra gran diferencia entre fotografía y video es el sonido, por eso hablamos de un lenguaje audio-visual. Este nuevo elemento será de suma importancia tanto al momento de la grabación como en la edición del video, permitiendo agregar música y efectos a nuestra narración.
Los orígenes de la imagen en movimiento
Tanto el cine como el video están basados en la sucesión de imágenes fijas, de cuadros estáticos que, visualizados en forma continua, generan la ilusión de movimiento. Esto sucede gracias a la persistencia retiniana, un fenómeno de nuestra visión por el cual cualquier imagen vista permanece en la retina durante un breve instante. Si visualizamos una serie de fotografías con una pequeña variación entre una y otra de forma sucesiva y a gran velocidad, éstas generarán la ilusión de movimiento.
Desde los inicios de la fotografía algunos fotógrafos e investigadores comenzaron a experimentar con la captura de secuencias de imágenes y el registro del movimiento. Eadweard Muybridge estaba entre ellos y es considerado uno de los precursores del cinematógrafo. Ideó un sistema que permitía tomar fotos sucesivas de animales o personas para luego analizar sus movimientos. Estas imágenes fijas, visualizadas de forma rápida y sucesiva, permitían reconstruir sus acciones.
Estas técnicas, denominadas cronofotografía manifestaron el deseo de dotar a la fotografía de una dimensión temporal y de extender el registro de la imagen a lo largo de un periodo de tiempo, dando el puntapié inicial para el nacimiento del cine.
A lo largo de la historia, los avances tecnológicos y la creatividad de los autores enriquecieron esta forma de contar historias a partir de imágenes en movimiento, dando origen a un nuevo lenguaje con sus propios códigos, símbolos y reglas.
A fines del siglo XIX la fotografía fue atravesada por la dimensión de lo temporal dando origen al cine. Hoy asistimos a un nuevo encuentro entre la imagen fija y la imagen en movimiento, dentro de nuestras propias cámaras.
Aprovechar estas posibilidades depende de nosotros, conocer la naturaleza y las características de cada uno de estos lenguajes diferentes es fundamental para obtener las mejores imágenes. Por eso, hoy comenzamos con una serie de artículos donde abordaremos con profundidad el tema.
Fuente: FotoMundo
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