Era nuestro tercer día en Chamonix con YokmoK y después del “paseo” que había sido cruzar el macizo del Mont Blanc completo nos tocaba verlo desde el lado contrario, las Agujas Rojas, no sabíamos que nos esperaba uno de los días más largos cansados y divertidos de todo el viaje.
Y es que pensadlo, Chamonix está a 1035 m y subimos en teleférico hasta Brevent que está a 2525 m y el plan era bajar haciendo senderismo y luego un aguerrido grupo compuesto por Jorge, guía de YokmoK, Ignacio Izquierdo, Pau aKa El Pachinko y un servidor íbamos a subir en otra combinación de teleférico-telesilla hasta Index 2396 m y de ahí subir hasta el Lago Blanco donde se dice se encuentran los mejores atardeceres de toda la zona, con los pico rojos del Mont Blanc reflejándose en las aguas calmadas del lago… ¿suena genial no? Pues vemos cómo acabó todo
Lo primero tras subir a Brevent es maravillarse con la panorámica, aquí Ignacio haciendo uno se sus “Supertamp” y casi queriendo volar.
Venga, que solo nos quedan 1500 metros de bajada en pocas horas… y oye, para el que no está acostumbrado, carga, pero merece la pena? sí, absolútamente, así cualquier excusa es buena para paras tomar aire y hacer otra foto de estos paisajes que quitan el hipo.
Bueno, eso y ver que hay gente que lo hace en sentido contrario, es decir, subiendo los 1500 del tirón, hasta una familia con dos críos a cuestas y dos perros, ¡por favor! cómo me voy a quejar yo de bajar!… ouch!… duele… no hay dolor… Calla que Pau está con Teo a la espalda…
Paradita en Bellachat a tomar energías, hacemos otra fotito y directos para abajo del todo…
Sinceramente fue “La poya”
Llegamos al Chalet YokmoK sobre las 15 horas y las 16 teníamos que salir pitando si queríamos ir a Index antes de que cerrasen, eso era a las 17 horas… Primero de Les Praz a Flégère y allí reservamos el refugio donde “dormiríamos” esa noche, lo ideal hubiera sido hacerlo en el del Lago Blanco pero como tardamos en decidirnos estaba ya lleno…
De ahí corriendo al telesilla de Index donde se nos ve tan frescos ¿verdad?
Nueva caminata camino del lago, como es tarde y no hay gente la fauna autóctona hace acto de presencia y pasta a sus anchas…
Por fin llegamos al Lago Blanco, que a esas horas estaba solitario, sin un alma y con una nubes que ya presagiaban lo peor… al fondo, Mordor
Así que todavía quedaban un par de horas para el anochecer así que nos dedicamos a servir de modelos para Ignacio y sus experimientos con flash y a tomarnos con calma aquello del diafragma cerrado. Las nubes no dejaban de inquietarnos, pero los resultados nos gustaban…
Y de repente pasó algo que nunca me había pasado antes y me dejó… Ya os digo que estábamos mas o menos solos, en el lago blanco hay un refugio por lo que algunas personas si estaban por ahí pero no eran demasiadas, la verdad, durante algunos momentos fuimos las únicas 4 personas en la zona. El lago sin ser grande tienen varias decenas de metro de orilla. Nosotros ocupábamos un hueco pequeño donde Ignacio y yo plantamos los trípodes en la espera del atardecer. Y a todo esto llega un señor y se planta JUSTO entre los dos trípodes… y no os creáis que nos dijo “hola!” o nos preguntó cómo hacer la foto o conversó algo… nada, sacó su compacta y se lió a hacer fotos desde el mimo sitio que nosotros, nosotros (ya os lo podéis imaginar) entre alucinados y descojonados… Al cabo de no menos de 5 minutos se levanta y se va… pero volvió, esta vez con un largo trozo de “Hilo dental” zasca, zasca, zasca… un ascazo, vaya En fin, que al pobre hombre le bautizamos así “Hilo dental” y nos persiguió en todos nuestros pensamientos el resto del viaje. Como veis inmortalizamos el momento con cara de sorpresa…
Un rato más y ya íbamos a tener LA FOTO… Las cumbre ya se empezaban a teñir…
Pero a la vez que se teñían se cubrían de nubes y al final… no hubo foto… ya tenemos excusa para volver…
Ahora teníamos que bajar andando hasta el refugio de Flégère el camino andado antes más la bajada equivalente del telesilla, más bajada… mis piernas ya estaban con agujetas (rojas) y el hacer el camino casi a oscuras (con unos frontales) termino de poner el punto de emoción a un día bien completo. Adivina quién se calló mas de una vez? Luego en el refugio les dejo divinar a quien quiso matar todo el mundo por roncar, y no, no fui yo…
Fuente: FotoMaf
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