Como fotógrafo me interesa trabajar en el campo del paisaje urbano, y los choques se han convertido hace ya un tiempo en parte de éste. Y así como le sucede a mucha gente, descubro en mí una extraña atracción visual por los vehículos chocados.
Teniendo en cuenta estas particularidades, decidí hace un tiempo dedicarme a fotografiar choques en la ciudad de Buenos Aires. La intención no es hacer sensacionalismo ni alimentar el morbo, sino mostrar a través de estas imágenes la violencia y la intensidad de los impactos generados por la negligencia, la falta de educación vial y el poco respeto por la vida propia y la ajena. Esta actitud casi suicida con la que los argentinos recorremos nuestras calles y rutas es sin dudas uno de los problemas más graves de los últimos años.
Este trabajo pretende indagar en profundidad sobre una temática que es común a muchas ciudades del mundo. Estos vehículos destrozados, depositados cual esculturas metálicas en una ciudad inalterable, pretenden ser una metáfora urbana de la violencia generalizada en la que estamos inmersos. La finitud de la vida queda expuesta entre la chapa retorcida. Por otra parte, y a un nivel mas personal, trabajar sobre mis propios miedos es, de alguna forma, intentar exorcizarlo
Teniendo en cuenta estas particularidades, decidí hace un tiempo dedicarme a fotografiar choques en la ciudad de Buenos Aires. La intención no es hacer sensacionalismo ni alimentar el morbo, sino mostrar a través de estas imágenes la violencia y la intensidad de los impactos generados por la negligencia, la falta de educación vial y el poco respeto por la vida propia y la ajena. Esta actitud casi suicida con la que los argentinos recorremos nuestras calles y rutas es sin dudas uno de los problemas más graves de los últimos años.
Este trabajo pretende indagar en profundidad sobre una temática que es común a muchas ciudades del mundo. Estos vehículos destrozados, depositados cual esculturas metálicas en una ciudad inalterable, pretenden ser una metáfora urbana de la violencia generalizada en la que estamos inmersos. La finitud de la vida queda expuesta entre la chapa retorcida. Por otra parte, y a un nivel mas personal, trabajar sobre mis propios miedos es, de alguna forma, intentar exorcizarlo
Fuente: Foco.Me
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